viernes, 23 de diciembre de 2011

Aclaración.

Una aclaración, subiré varias entradas a lo largo del fic con pensamientos y reflexiones de los personajes de esta novela, ya que así ustedes lectores pueden comprender mas lo que pasa por la cabeza de cada uno y así se entretienen en lo que sale el siguiente capitulo.


Atentamente su escritora Verónica Berroa.

Pensamiento de Bill.

-Algo no estaba bien aquí, había algo sospechoso entre ellos, la manera en como Tom se iba a su cuarto aparentemente enojado.
La aparición de ella de la nada aquí en mi casa, todo se me tornaba confuso.
Esto era tan extraño una situación en la que era participe y ni lo sabia, aun así no podía hacer nada.
No podía sacar conclusiones de algo que no sabia, lo único que podía hacer era esperar.
Poniéndome mi capucha del abrigo tome un cigarro encendiéndolo comencé a fumar y pensar una y otra vez, tratando de buscar una respuesta lo cual era imposible en este caso.
De lo único que estaba seguro es del sentimiento que sentía hacia ella, la forma en que yo la miraba, en la que ella me miraba a mi sentía como si el simple contacto de nuestras pupilas hiciera que nos deseáramos uno al otro.
No me imaginaba sin ella, no la imaginaba a ella sin mi.-

viernes, 9 de diciembre de 2011

Capitulo 20 ¿Me quieren eliminar?

Capitulo #20: ¿Me quieren eliminar?.

Bill narrando:

Después de que salude a Vero fuimos al estudio naturalmente. Tom andaba en las nubes pensando en no sé qué mierdas.
Lo nota gracias a que el mismo David se dio cuenta llamándole la atención.
-Lo siento no volverá a ocurrir.- respondió el después del llamado de atención.
-Eso espero-dijo David mirándolo y agitando una lapicera.
-Cambiando de aspecto, creo que por la gira que viene deberíamos hacer una fiesta, tendrá lugar aquí mismo en el estudio, este fin de semana.-Dijo nuestro manager mientras se paraba y caminaba alrededor de la mesa.
-¿Podemos invitar algunos amigos?-dijo el ojiverde llamado Georg.
-Si, por supuesto a quienes deseen, después de todo digamos que es su fiesta.- respondió al sentarse.
-Perfecto.- respondió Georg volteando a ver a Tom, este alzo las cejas insinuante. Eso me daba a saber que tenían un plan entre manos, ellos siempre tenían alguna idea descabellada en la cabeza.
Tome una de las lapiceras que se encontraban delante de mi, la agite suspirando un poco. Le extrañaba, ya quería verla de nuevo. No entendía como si acababa de verla ya quería estar en su presencia nuevamente.


Verónica narrando:

La brisa helada revoloteaba mi pelo mientras caminaba por el parque, puse ambas manos en los bolsillos de mi chaqueta, la calle ya estaba algo oscura, solo las luces de los faroles alumbraba las esquinas. Visualice un pequeño café parecía escondido por así decirlo.
Entre echando un vistazo rápido a el lugar, no habían muchas personas.
Camine hasta una de las mesas cerca de uno de los grandes ventanales fije mi mirada en ellos, pequeñas gotas comenzaron a escurrirse por el vidrio transparente, ya comenzaba a llover. Pedí un café a una de las meseras la cual me lo trajo al instante, le di un par de sorbo.
El sonido de la campanilla de la puerta de la entrada hizo que fijara mi mirada ahí. Dos chicas entraban riendo y sacudiéndose las gotas de lluvia de sus ropas. Las dos rubias y las dos me parecían familiares, demasiado…
Se sentaron dos mesas más adelante que yo, ahí pude fijarme bien y eran ellas. Claro que me parecían familiares si son Nathalie y Ann. Por instinto escondí mi rostro en el menú algo abrumada y confundida.
¿Por qué precisamente ellas dos estaban juntas? Esto era sospechoso. Con mi rostro aun cubierto por el menú trate de escuchar la conversación.
-Sí, se quién es y la quiero fuera del juego, si sabes a lo que me refiero. -Decía Nathalie en tono altanero y arrogante.
-Se a que te refieres, hay que eliminarla, ya. Pero ¿Cómo?-Ambas desviaron sus miradas pensando.
Mi mano comenzó a temblar, claramente hablaban de mi. ¿Eliminarme? ¡¿Qué?!
-Conozco a alguien.-Dijo Nathalie rápidamente en voz baja.-Pero no puedo hablar de él aquí, en un lugar tan público. Además tenemos tiempo.- Finalizo sonriendo, Ann Katherine asintió con lentitud, pidió la cuenta ya se marcharon con el mismo humor con el que entraron.
Deje suficiente dinero para pagar lo que había consumido saliendo lo mas rápido que puse de ese lugar, la lluvia seguía aun más fuerte, las gotas golpeaban mi cuerpo con fuerza. Comenzó a mordisquear mis uñas, tal vez era paranoia mía. ¿Cómo podían ellas “eliminarme? No estaba segura de lo que ellas eran capaces. Necesitaba ayuda. ¿Quién? ¿Quién podría ayudarme en este caso? Tome mi celular sacándolo con una de las mangas de mi abrigo, revise las llamadas salientes, Tom. Claro el podría ,sin dudar le marque, el tono sono dos veces.
-¿Hola?-Su voz grave hizo que me calmara un poco.
-¡Tom!- Casi grite, la lluvia y el sonido de los autos no me dejaban escuchar.-Necesito hablar contigo ahora.-Trate de decirlo lo mas claramente posible.
-Por supuesto. ¿Dónde estás?- Mire a mi alrededor.-Ah… Ahmm…-Tartamudee hasta reconocer el parque del centro, estaba en una esquina apenas.-En el parque.-Al fin dije.
-Voy para allá.-Colgó.
Cuando llego ya había dejado de llover, pero yo estaba empapada y congelada, temblaba y mis dientes rechinaban entre ellos. Tom aparco su auto no muy lejos de mí , su figura en penumbra fue alumbrada por uno de los faroles apenas tenía una franela y unos pantalones anchos, me miro con preocupación y me abrazo.
-¿Qué te paso? ¿Porque estas empapada?-Frotó mis brazos.-
-Estaba lloviendo…-Dije en un susurro, ahora lo estaba pensando mejor y me arrepentí completamente de haber llamado a Tom, el pensaría que yo estaba loca, al igual que si se lo decía a los demás.
¿Cómo su maquillista querría matarme? Sonaría absurdo. Volví mi mirada hacia él.
-Ven…-Me llevo hasta el auto, entre en el recogiendo mi pelo a un lado, las gotas se escurrían por mi rostro.
-¿De qué querías hablar?-Dijo Tom encendiendo el auto, me quede en silencio, no sabía que responderle tenía que inventar algo pero mi mente estaba en blanco.
-¿Y bien?-Insistió el dando una vuelta en una de las esquinas mientras manejaba sin destino alguno.
-Yo… yo tengo miedo.-
Sus labios se contrajeron frunciendo el seño a la vez.
-¿Miedo? ¿Miedo de que?-Suspire ante sus preguntas y visualice como el auto se detenía frente a un mirador, en este se podía ver toda la ciudad, pero apenas se veían pequeños pontos de luz en el paisaje.
-A la soledad.- Respondí, pero no lo mire. No podía hacerlo, había desviado el tema de Nathalie a algo serio y privado.
Tom apago y salió del auto, abrió el baúl sacando una manta negra de ahí.
Se dirigió hasta mí sacándome del auto agarrándome de la mano, nos sentamos en uno de los bancos que se encontraban allí. Arropo mi cuerpo con la manta y no dijo una sola palabra.
-No quiero que ni tu ni Bill me dejen sola.-Dije rompiendo el silencio.
-No te dejaremos sola.-El acaricio mi mejilla dulcemente sonriendo.-Nunca podría alejarme de ti.-Dijo en un hilo de voz.
-Pero… ¿Y la gira? Serán meses, muchos meses.-Mis pupilas se movían inquietas.
-Tranquila… encontrare la manera para que eso no nos separe.-Respire profundamente con sus palabras tranquilizadoras. El se acerco a mí sosteniendo mi nuca ente sus tibios dedos. Oh… no aquí venia otra vez, el sentimiento, la ola de calor, sus labios se acercaron a los míos lentamente y se juntaron moviéndose con suavidad, cerré mis ojos y esta vez me deje llevar. ¿Por qué? No lo sé. Me sentía demasiado abrumada y preocupada, un pequeño beso no haría daño.

Tom narrando:

Estaba pasando de nuevo, la tenía entre mis brazos una vez más. Baje mis manos por su espalda acariciándola con la yema de mis dedos, Las lleve hasta su espalda, baje introduciendo mis manos por debajo de su blusa. Se estaba dejando tocas por mí. ¿Por qué? Note que estaba preocupada por algo, estaba tensa y su mirada no lo disimulaba pero no podía perder mi oportunidad. Tenía demasiado deseo, demasiado deseo de ella.
Deslice mis manos por sus costados, sin dejar de besarnos comencé a desabrochar los botones de su blusa con lentitud hasta deshacerme de ella.
Detuve nuestro beso para poder mirar lo que había hecho, pude ver como sus senos cubiertos por el corpiño se distinguían con la luz del farol. Los acaricie con Ambas manos, no me lo creía los apreté palpándolos. Volví a mirarla tenía los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. Me acerque nuevamente acariciando su cuello con la punta de mi nariz aspirando su dulce aroma, volví a besarla con más desesperación urge en su boca quería sentir, sentirla mi. Ese sentimiento de culpa volvió a mí en menos de un segundo.
-Maldición.-Musite separándome de ella, me levante poniéndome en posición anterior con mis manos en mi entre pierna, la mire mordiendo mi labio inferior.
-No debemos…-Susurro ella al captar mi reacción.
-Bill.-Dijimos los dos al mismo tiempo. Miramos al paisaje quedándonos en silencio por un corto tiempo.
-Esto está mal, muy mal. No debemos hacer esto.-La mire y asentí. Perdí mi oportunidad.
Entramos de nuevo al auto mi celular sonó, mire la pantalla era Bill.
-Dime Bill.-Dije en tono seco.
-¿Tom me haces un favor? Tráeme unos dulces , en casa ya no hay , tengo hambre y…-Termine la llamada antes de que el dejara de hablar, no estaba de humor.
Ella se acomodaba la ropa y luego suspiro posando sus manos en su regazo.
-Si no quieres estar sola te puedes quedar hoy en mi casa, claro si tu quieres.-Ella miro al frente y asintió.
Cuando llegamos a casa Bill fue quien abrió la puerta.
-¿Y mis dulces?-Fue lo primero que dijo.
-Te traje algo mejor, disfrútalo.-Arroje las llaves contra la mesa y subí las escaleras encerrándome en mi habitación con un fuerte portazo.
-¡Vero! ¿Qué haces aquí princesa?-Escuche a Bill seguido de unos murmullos, que supuse que eran de ella.
Me tire en la cama escondiendo mi rostro entre mis sabanas. Una vez más el está en el medio. Siempre el. ¿Por qué siempre él? Cerré mis ojos y volví mis manos en puños, que impotencia sentía en ese momento.
Odia sentirme así. Respire hondo tratando de calmarme. Vamos Tom tu puedes con esto, eres mejor, sabes mas de estas cosas, nadie te vence. No en tu terreno. Sonreí convenciéndome a mí mismo de que tal vez podría vencer aunque lo viera lejos debía intentar. No seré la sobra de mi hermano, no más.

Continuara…